Conducta

¿Qué es la conducta?

Las conductas son las acciones del hombre en relación con el medio, manifestándose como una búsqueda de equilibrio; por ellas se integran nuestras necesidades con las posibilidades que nos presenta el medio. Dichas acciones no son siempre visibles desde el exterior, sino que se manifiestan de dos dimensiones: la exterior y la interior.
La dimensión exterior se refiere a las conductas observables, tales como, a la expresión de júbilo. La interior, a las conductas que no se ven, pero que acontecen, tales como las de un sujeto que permanece quieto pero que piensa. La conducta, a la vez, se manifiesta en tres áreas:

  • En la de las expresiones del cuerpo
  • En la de las relaciones sociales
  • En la de las expresiones mentales

En realidad, la conducta se manifiesta en las tres, pero, según las circunstancias, predomina la manifestación en alguna de ellas.
La conducta es el vínculo entre los seres. Desde que nacemos no dejamos de conducirnos. Surge una necesidad y con ella una conducta que busca satisfacerla a través del vínculo con los demás. La forma en que logremos vincularnos dependerá de lo que los demás nos posibiliten y de nuestra capacidad de acción. A lo largo de su vida, cada ser humano va desarrollando una forma peculiar de conducirse, de vincularse con el medio, fruto de la interacción entre ambos. La experiencia que adquiera no se líjenle, sino que se incorpora a él influyendo en sus conductas posteriores.

La conducta se manifiesta en tres áreas la intelectual, la social y la corporal. Aunque determinada conducta puede abarcar más de un área, siempre hay preponderancia de alguna de ellas.
De esta manera se irá conformando un estilo propio de conducirse o vincularse, resultado de esa experiencia previa. El término personalidad designa, precisamente, esa forma particular de vínculo con los otros seres. Cada persona estructura su persona a través de las conductas.

Conducta y homeostasis: los demás seres de la naturaleza —las plantas, los animales— también establecen una relación de equilibrio dinámico con el medio ambiente físico.
En el plano biológico, la homeostasis expresa ese equilibrio que se da en forma de una regulación automática. Por ejemplo, si la temperatura del medio exterior baja, se produce en el organismo la vasoconstricción, que impide la pérdida de calor del cuerpo y produce un aumento del metabolismo interno.
Los ejemplos en este plano serían numerosísimos. De hecho, todo organismo vivo está en proceso de intercambio con el medio, tendiendo a lograr con éste un equilibrio, para poder llegar a una mejor adaptación.
Del mismo modo, en el plano psicológico la conducta cumple ni reguladora que la homeostasis a nivel biológico.
La conducta no solo implica aquellas acciones observables exteriormente, sino también todos los procesos internos, que no son directamente captados desde el exterior.
Adaptación no significa aceptación pasiva de las limitaciones, por el contrario, por su naturaleza de proceso dinámico, implica la respuesta activa del sujeto para canalizar su necesidad es según las posibilidades que el medio pueda brindarle y, aún, la necesaria modificación de este último para satisfacerlas.
Como el intercambio es continuo, cada conducta es una nueva adaptación o, mejor dicho, una readaptación.

Conducta y personalidad: las conductas no están aisladas e inconexas respecto del sujeto que las realiza, sino que están unidas a él, se hallan referidas al marco de su “persona”. Dicho de otro modo, las conductas no son ciegas ni se dan por azar, sino que representan acciones típicas de un sujeto, son expresión peculiar de él. Podemos reconocer que determinadas conductas son propias de tal o cual sujeto: son sus modos de resolver una determinada situación.
Por lo tanto, las conductas son una manifestación de la persona, de un “yo” particular, o sea, expresan su personalidad.
La personalidad no es visible, sino explicable a través del estudio de las conductas, y, sobre todo, del estudio evolutivo de éstas, de la historia personal del sujeto.
Las conductas son lo observable, lo visible de la personalidad, cuya estructura o conformación subyace a las conductas.
Conducta y personalidad, como términos indisolublemente unidos, marcan el campo de estudio de la psicología.
La conducta, al ser observable, puede ser analizada, controlada, e incluso puede experimentarse sobre ella.
En cambio, la personalidad, al ser inferida a partir del análisis de la conducta, puede ser explicada a través de teorías.

Caracteres básicos de la conducta

La psicología pretende estudiar la conducta, no como cosa aislada de la persona que la manifiesta ni del marco social en que se desarrolla; para analizarla tiene en cuenta las siguientes características básicas:

  • La conducta sólo puede comprenderse en función del medio en que se manifiesta. Por lo tanto, es necesario tener en cuenta la situación en que dicha conducta aparece para poder interpretarla.
  • La conducta implica conflicto. Toda conducta surge por una necesidad que se genera en el sujeto. Esa necesidad representa un desequilibrio entre él y su situación. Veamos dos ejemplos:
    • La necesidad de aprobación social motiva al sujeto a actuar de determinado modo, ya sea cumpliendo los dictados de la moda comportándose como un buen estudiante, etc.
    • El hambre provoca la necesidad de conseguir alimento. El sujeto deberá, entonces, movilizarse para obtenerlo. En el ejemplo 1 se presenta un conflicto entre el sujeto y el medio social. En el ejemplo 2 el conflicto se produce entre el sujeto y su organismo, (medio natural o físico).
  • La conducta es una acción readaptadora. Las conductas del hombre tienden a restablecer el equilibrio roto. En los ejemplos anteriores, las acciones que el sujeto realice le devuelven, ya en lo biológico como en lo social, la adaptación al medio.
  • La conducta es un intercambio funcional entre el hombre y su ambiente. Hasta ahora vimos que la conducta representa un intercambio entre el hombre y su ambiente. Estos intercambios pueden ser de dos tipos:
    • Materiales: implican intercambios de sustancias físicas o químicas; por ejemplo, en la alimentación se produce un “traspaso” de sustancias entre el organismo y los alimentos (medio natural).
    • Funcionales: implican cambios o transformaciones que no ocupan un lugar en el espacio, como las conductas humanas. En la evolución de éstas se va logrando una mayor independencia respecto de lo material para llegar al manejo de los símbolos abstractos. A este tipo de intercambios, más liberados de lo concreto, se los denomina funcionales. (Claudio, 2014)

La atribución de la conducta a las personas o a las situaciones.

Por lo general explicamos el comportamiento de las personas atribuyéndolo a sus disposiciones internas o a las situaciones externas. Al tratar las acciones de otras personas, solemos subestimar la influencia de la situación, cometiendo así el error de atribución fundamental.
Sin embargo, cuando explicamos nuestro comportamiento solemos dar más importancia a la situación que a nosotros mismos.

Las actitudes y las acciones.

Las actitudes predicen el comportamiento solo en determinadas condiciones, como cuando las influencias están minimizadas, cuando la actitud es especifica de la conductay cuando las personas son conscientes de sus actitudes. Los teóricos de la disonancia cognitiva explican que el comportamiento modela actitudes porque las personas se sienten molestas cuando equiparan sus actitudes con sus accio